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A medida que leía Belfondo de Jenn Díaz, me preguntaba mentalmente quién podría llevarla a la gran pantalla en el caso de que la autora y los editores autorizasen la transformación de novela a guión cinematográfico. Y me han venido a la cabeza varios nombres:
A la dirección Mario Camus, ilustre por convertir fielmente en imágenes relatos como los de Los Santos Inocentes, La casa de Bernarda Alba, Fortunata y Jacinta y La Colmena por citar algunos de los más destacados.
Aunque no estaría de más tener el teléfono de Bigas Luna a mano por si Mario renuncia filmar las escenas eróticas y/o subiditas de tono. Bigas, de segunda unidad claro.
Y en el equipo de guionistas, atención:
- David Lynch. Qué decir de este autor que nos ha regalado enigmáticas historias como la de Twin Peaks o Mulholland Drive. Y yo Belfondo lo veo como una especie de Twin Peaks ibérico donde cada persona, familia o casa guarda unos secretos inimaginables para sus vecinos.
- J.J. Abrams. La gran revelación del ritmo narrativo del siglo XXI (aunque parece que no se le dan muy bien los finales). Pero es que los protagonistas de esta historia también tienen muchas conexiones con la serie americana Lost. Personas que conviven si saber mucho los unos sobre los otros, ni tan si quiera que tienen algo en común como que todos quieren escapar de sus vidas.
- Alfred Hitchcock. Belfondo posee un toque clásico con elementos de misterio que sólo un maestro como él podría rodar. Como el caso es que está muerto, pues le pasamos el testigo a Brian De Palma que lo sabe copiar estupendamente. Y si no que se lo digan a su cuenta bancaria.
A la producción: Canal + Francia. Total, sólo deberían poner el dinero sobre la mesa y su logo viste mucho los créditos de cualquier largometraje.
Eso en definitiva sería mi retrato de Belfondo: la sobriedad de Mario Camus, las pícaras obsesiones de Bigas Luna, la dualidad de David Lynch, la atracción gravitatoria de J.J. Abrams y los enigmas episódicos de Alfred Hitchcock. Todo expresado mediante una excelente prosa y unas coherencias gramaticales exquisitas.
"Molo más que Bigas Luna" |
Vale, me doy cuenta que he obviado un elemento vital de la novela: el amor. No hay problema porque soy tan bella persona que voy a dejar que sea Cinderella quién responda a esa profunda reflexión. Es más, también dejaré que sea ella quién además establezca los símiles literarios oportunos de estos artistas visuales. Si es que soy un trozo de pan...
Pero esto no es todo... ¡porque es que encima la autora de este libro es una niña! Bueno, no es una niña tal cual porque tiene 22 años y le sobra talento. La Rafa Nadal de la literatura que la podrían llamar en Mallorca. Aunque su nombre como he anunciado anteriormente es Jenn Díaz y no creo que a sus padres les haga mucha gracias que nadie se lo cambie a estas alturas.
Total que yo a su edad, bastante tenía con apuntar la lista de la compra antes de acercarme al Distop (guiño nostálgico a los lectores catalanes) y esta muchacha se ha sacado de la manga una entrañable historia repleta de incertidumbres y sentimientos. Con capítulos mucho más emotivos que esta secuencia:
Y como próximamente la entrevistaremos para 10contra1 pues para que avanzar más. Mejor que nos explique ella directamente sus intenciones con palabras propias. Avisaremos cuando la tengamos a nuestra entera disposición para someterla a nuestro particular -e inofensivo- tercer grado, lo prometo.
No deseo cerrar el post sin hacer una mención especial a Principal de los libros que no se cansan de encontrar jóvenes talentos, y si ya en su día nos alegramos de la apuesta que hicieron con Javier Traité y su Historia Torcida de la Literatura, ahora tenemos otro motivo para sentirnos orgullosos con Belfondo de Jenn Díaz. Se parecen como un huevo a una castaña y sin embargo son dos obras modernas imprescindibles.
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