Siempre es un buen momento para homenajear una de las formaciones que más encuentro a faltar en la actualidad, Alice in chains. El vocalista de la banda ya tenía graves problemas con las drogas cuando la muerte de su novia, por culpa de una casi desconocida enfermedad, lo sumió en una profunda depresión. Una sobredosis de heroína y cocaína acabó con su vida. Encontraron el cadáver un 20 de abril de 2002 aunque ya llevaba 2 semanas fallecido. Tenía tan sólo 34 años.
Seguro que su nuevo cantante está realizando un trabajo excelente y no es mi intención menospreciar su labor pero nada en el mundo hará que olvidemos la magia de Layne Staley ante un micrófono. Sería injusto no mencionar que los miembros originales lograron grabar algunas de las canciones más bellas de la década pasada. Pese a la imagen de sucios tipos duros que reflejaban mostraron poseer un corazón enorme.
Les deseo un feliz regreso a los escenarios una vez ya se ha consolidado la reunión con su otro frontman. Como escribió la estrella de los directos, Freddie Mercury: "the show must go on!"
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