El humor no sabe de fronteras.
Que tiemblen los régimen dictatoriales a la risa descontrolada con la novela Mi Tío Napoleón.
Como nos gusta reír casi tanto como editar buenos libros, estamos orgullosos de haber publicado Mi tío Napoleón, del diplomático iraní Iraj Pezeshkzad, una historia tierna y divertida con personajes que nos recordaron a Don Quijote y Sancho Panza: lo escogimos porque el humor no sabe de fronteras y los regímenes dictatoriales temen a la risa. O dicho de otro modo, nuestra ideología es la libertad, acompañada de una buena carcajada ... [para leer más, clicar aquí]
Así es como presentó Ático de Libros su flamante y alocada edición de Mi tío Napoleón (دایی جان ناپلئون). Y no se equivocan porque ésta desternillante obra maestra del escritor Iraj Pezeshkzad es un libro que no puede faltar en los estantes de cualquier biblioteca que se precie.
Desde el principio, Perzeshkzad te ata de pies y manos a la narración. No hay escapatoria. Esa facilidad de palabra, esa genialidad para encontrar lo más cómico en cualquier situación... Es sencillamente una obra brillante.
La historia se centra en una familia aristocrática iraní y sus aventuras y desventuras en la sociedad y muy especialmente, en el seno familiar donde se urden los escándalos más sonoros e hilarantes. El protagonista (inspirado en el propio Iraj), de unos 13 años, comienza a contar la historia de la familia desde el mismo día en que se dio cuenta de que estaba perdidamente enamorado de su prima Layli, hija del patriarca de la familia, conocido como El Patrón y de forma extraoficial, como El tío Napoleón.
El autor/protagonista (que en la novela no tiene nombre) comienza a desplegar ante la vista del lector, un árbol genealógico en el que retrata una familia iraní que vive bajo el mandato de un patriarca majareta que idolatra la figura de Napoleón Bonaparte. La familia se verá obligada a convivir con las historias fantasiosas (a cada cual más increíble y sobre todo, parecidísimas a las campañas napoleónicas) del cabeza de familia y su fiel servidor Mash Qasem, quienes adornarán sus batallitas militares en la brigada de cosacos persas. Todo ésto retratado en un marco histórico real, cuando las Fuerzas Aliadas ocupan Irán, el Querido Tío, completamente poseído por sus propias batallitas mentales, se convence de que los ingleses quieren vengarse de él. Ahí comienza la ardua tarea de los familiares en, primero: hacerle comprender que todo es objeto de su fantasía y después, recurriendo al engaño y siguiéndole el juego, para salvar la salud del pobre anciano que está cada vez más loco y enfermo.
A todo esto se suman las propias intrigas entre los familiares que se odian a muerte y que no cesarán de mantener entretenido al lector entre sus idas y venidas, sus historias de faldas, celos y venganzas personales. Entre los muchísimos problemas que conforman este laberinto familiar está la historia de amor entre Layli y el protagonista, condenada al fracaso desde el principio, ya que su amor es tan imposible como el de Romeo y Julieta. El protagonista es hijo de la hermana del tío Napoleón y un hombre de posición social inferior a la familia aristocrática de su mujer, motivo por el cuál es uno de los principales opositores del patriarca ya que es objeto constante de burlas y menosprecios. Los incesantes enfrentamientos entre el tío Napoleón y el padre del protagonista llevarán a más de un escándalo que mantendrán en peligro constante la paz de la vida familiar.
Los demás familiares cercanos al tío Napoleón también pondrán su granito de arena para mantener en vilo al lector con sus maquinaciones, conspirando unos contra otros, ocultando adulterios (que acaban a la vista de todos), mentiras y grandes escándalos. Toda una legión de personajes secundarios transportarán al lector de una escena cómica a la siguiente.
Mi tío Napoleón fue publicada en Irán en 1973. La novela se convirtió desde el mismo momento de su entrada en el mercado en un punto de referencia cultural en Irán y sus personajes son iconos nacionales desde los años 70. A pesar de representar de forma muy cómica la mentalidad y forma de vida de la sociedad iraní de los años 40, muchas de sus características son reconocibles en la sociedad iraní actual. Los giros verbales y coloquialismos propios de la novela (como la expresión "tíonapoleonismo") han pasado a formar parte de la lengua coloquial. Expresiones como "ir a San Francisco" (eufemismo para hablar de las relaciones sexuales) o "de aquí a la tumba sólo hay ah... ah..." (expresión para burlarse de alguien que miente descaradamente), son frases que han pasado a la historia.
Asombroso el parecido entre la obra maestra El Quijote de Cervantes y ésta otra. La forma de relatar del autor es tan visual, tan natural, que parece que estemos asistiendo a una obra de teatro en toda regla. Llega hasta tal punto su genialidad que incluso podemos oír los golpetazos de las puertas al cerrarse tras algún personaje ultrajado. Los insultos, amenazas y lamentos resuenan tiempo después en nuestra cabeza. No puedo más que recomendar la lectura de este magnífico retrato familiar iraní para pasar un buen rato, con una buena lectura y múltiples carcajadas difíciles de controlar. Y si todavía no estáis convencidos, os dejo con el último apunte que quizás os de el empujoncito que necesitás: la novela fue prohibida en Irán tras la revolución islámica en 1979.
Ficha bibliográfica:Título: Mi tío Napoleón
Autor: Iraj Pezeshkzad
Ático de Libros. Barcelona, 2010. 716 págs. ISBN 978-84-613-8145-6.
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