Pues como reza el título, efectivamente, yo me quedé sin palabras al ver esta excelente obra cinematográfica sin parangón (aquí publicada bajo el sello de la compañía Impulso Records). No me extraña nada que sea considerada como uno de los mejores Spaghetti westerns jamás realizados. (Sin contar los que dirigió Leone y según mi humilde opinión, claro!!)
Para empezar, Sergio Corbucci -el gran responsable del filme- en lugar de llevarnos a un paisaje caluroso, desértico y áspero, nos transporta hasta unas altas montañas nevadas en la frontera entre México y Estados Unidos donde unos cazarecompensas sobreviven con sucios trabajos de cruentos asesinatos. Silencio, un pistolero a sueldo, es contratado para enfrentarse al más despiadado de los criminales para vengar una de las muertes. La matanza está servida.
La cálida y hermosa melodía compuesta por el célebre Ennio Morricone contrasta duramente con el frío que nos transmiten las pisadas heladas de sus protagonistas por el blanco valle. El músico consigue como siempre dotar de un fuerte carácter épico a todas sus notas.
Pero hablar de spaghetti western sería hacer un flaco favor a esta maravilla del séptimo arte. Una descripción muy simple de lo que nos encontraremos en cada fotograma. Posiblemente su mejor definición es la de personas que nacieron en el lugar equivocado en el momento menos oportuno. Errare humanum est.
El gran silencio. Otra original forma de relatar brillantemente los sucesos que ocurrieron en el lejano oeste.
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