Un colega me insistía constantemente en que me hiciera con el DVD de Ciudad Violenta de Sergio Sollima. Y a veces las casualidades se producen. Al poco, gracias a la gestión de una compañera de trabajo, nos enviaron una copia de la película desde la propia distribuidora Manga Films.
En la carátula, aparecía el señor Charles Bronson apuntando con una pistola a una dama y claro, el primer pensamiento que te llega a la mente es "esto tiene que ser un truñaco de aquí te espero". Me alegro haberme equivocado tanto-tantísimo.
Con este tipo de filmes es fácil entender porque el cine italiano gobernó prácticamente en solitario en las décadas de los sesenta y los setenta, sus épocas doradas. El realizador nos abastece con secuencias exquisitamente elaboradas y magistralmente cuidadas. Hay persecuciones, tiroteos, una historia de amor, una historia de traición, venganza, perdón, chantajes, guerra cruzada entre criminales... buff! complicada elección quedarse con la escena más espectacular.
Por su parte, los actores muestran una habilidad innata para llenar la pantalla con su sola presencia y por supuesto, el siempre presente, Ennio Morricone al cargo de una banda sonora que hará las delicias de sus incondicionales.
Con obras de tal calibre, porque seguimos empeñados en admirar el cine tan manido y cansino de Hollywood y no adoramos a los verdaderos dioses de todo este tinglado? Me lo expliquen.
Una joya como una olla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario