Las películas de los setenta desprenden un aroma especial. No podemos describirlo pero podemos sentirlo. Hollywood ya estaba en clara decadencia pero los productos alternativos podían asomar la cabeza puesto que habían creado su propio circuito alternativo. Y la gente lo apoyaba.
El guión de ASALTO A LA COMISARIA DEL DISTRITO 13 es tan disparatado que es capaz de absorber tu atención desde el primer momento. Como gritan en las retransmisiones de la F1 "si pestañean, se lo van a perder". Su inspiración principal es RÍO BRAVO aunque, a medida que avanzamos, el metraje está más cercano del cine de zombies que al de cualquier otro género
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(ahora abandono mi asiento y me apresuro a pasar por el FNAC de Catalunya porque acabo de recordar que la citada RÍO BRAVO está en oferta por 9,95 € en edición de 2 discos. Otro gasto más. Muchos minutos más tarde vuelvo a aquí a seguir con los comentarios)
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Meter a personas sencillas en situaciones anormales es algo común para John Carpenter, siempre fiel a su estilo de tensar las emociones. Y nos encanta!
La historia recrea el enfrentamiento de una banda de criminales -más rencorosos que el conde de Montecristo por cierto- y una comisaría en pleno traslado. Entre "por qué corres Montoya?", "el perro es mío?" el otro y el de la moto, se lía tal follón que el golpe de estado de Pinochet parece una fiesta de fin de curso a su lado.
Pese a que, por supuesto, ya se ha editado la versión en DVD -lo siento pero no recuerdo quién posee los derechos sobre la distribución y no me apetece buscarlo- , yo sigo rebobinando mi vieja cinta VHS cada vez que deseo darle un vistazo a esta genial obra. Es coger la funda y ya empiezo a escuchar en el interior las notas de su banda sonora...
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