Que los surcoreanos le han pillado el truquillo a esto de hacer buen cine está más que demostrado. Este año 2008, un debutante como Na Hong-jin ha firmado un espectacular thriller capaz de evitar que pestañees durante las dos horas de metraje. Premiada en varios festivales internacionales (Sitges entre ellos) y aclamada en Cannes insufla más fortaleza a las contundentes producciones asiáticas.
Como no, Hollywood ya está preparando un remake americano. Ellos saben que en este siglo XXI pierden por goleada y siguen mostrando una alarmante falta de ideas. Eso sí, sacan el talonario y compran lo que haga falta nene. A eso no les gana nadie.
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