Todavía me hace gracia aquella frase que escuché para definir al grupo británico Bush. Comentaban que eran "unos Nirvana con gomina y polos de Lacoste". Yo no voy a ser tan duro con ellos pero sí que es verdad que lo único que hicieron fue copiar las poses y los riffs de las bandas punteras del grunge para dar rienda suelta a lo que más tarde se denominaría como post-grunge. Un estilo más comercial que su predecesor.
Y lo que son las cosas, mientras en su país natal pasaron casi desapercibidos ante el gran público, en los Estados Unidos tenían el éxito por castigo y han vendido hasta la fecha aproximadamente 10.000.000 de albumenes. Fue el primer Lp "Sixteen Stone" el que los encumbró rápidamente a los primeros puestos de las listas importantes de territorio americano.
Su frontman -Gavin Rossdale- y los suyos nunca aportaron nada inédito al complicado mundo de la música donde prácticamente todo está inventado. Aun así, como reza el refrán: Otros vendrán que bueno te harán. Y eso es lo que sucede con este cuarteto. Hay tan poca frescura en las discográficas actuales que incluso echamos de menos un producto tan normalito como éste.
En 2002, la sociedad Bush quedo definitivamente disuelta y cada uno de sus miembros se ha buscado la vida en otros nuevos proyectos con mayor o menor fortuna.
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